La IP más vendida de los shooters
bélicos, uno de las sagas más exitosas de todos los tiempos y, también, la
franquicia más polémica de la actualidad. Activision e Infinity Ward recuperan
su gran estado de forma para brindarnos otra muy buena entrega de la serie Call
of Duty para consola. La trilogía Modern Warfare 3 concluye de una forma mucho
más conformista si la comparamos con su revolucionario comienzo, pero aún así
aporta un cierre a la altura de sus dos brillantes precedentes.
Quizá injustamente denostada por las prácticas
comerciales de sus distribuidores, la saga Call of Duty goza de una
sorprendente mala prensa en la mayoría de círculos de usuarios. Los precios
altos de sus productos retail, lo caros que resultan sus packs de mapas y el
hecho de que Infinity Ward y Treyarch solapen sus trabajos para
que haya una entrega cada año son elementos que han demonizado a
Activision hasta tal punto, que muchos olvidan la enorme calidad que
esconden los productos que estos dos estudios producen para ella.
En 3DJuegos, sin embargo, siempre hemos buscado
abstraernos de toda esta corriente negativa que rodea a la franquicia, y valorar
a sus productos como lo que son, una veterana saga de acción bélica que
ha procurado excepcionales réditos en cuanto a diversión y entretenimiento a
millones de aficionados de todo el mundo. Lo fácil hubiera sido unirse a la
corriente destructiva con la IP bélica y haberlo machacado, pero eso hubiera
resultado injusto, especialmente teniendo en cuenta la alta calidad de sus
lanzamientos y el concepto revolucionario del spin-off Modern Warfare que
es, de hecho, uno de los focos más importantes en cuanto al progreso que ha
experimentado el género de la acción bélica en primera persona en los últimos
tiempos. Y es que sus sistemas persistentes de progreso, sus adictivas
mecánicas de perks y sus apasionantes modalidades han sido la gran inyección de
innovación que el género bélico necesitaba tras unos primeros compases de siglo
XXI en el que casi todas sus propuestas obedecían a cansinos conceptos de
Segunda Guerra Mundial.
Hasta la llegada del primer salto a la guerra
contemporánea por parte de Infinity Ward, éstos juegos históricos inundaban las
estanterías de los comercios de videojuegos con productos geniales como los
primeros Call of Duty o Brothers in Arms, y en otras ocasiones discretísimos,
pero preocupantemente hipertrofiados en cualquier caso.
Ahora, en pleno año 2011, llega la tercera entrega de esta sub-saga, el episodio que cierra la trilogía que nos ha llevado en un conflicto mundial creciente hasta la invasión sobre los Estados Unidos por parte de la "amenaza roja". ¿Un topicazo? Seguro, y probablemente de los más infantiles, pero también una excusa para disfrutar de algunos de los más espectaculares y eficaces tiroteos del año. Modern Warfare 3 pierde por el camino el concepto innovador y precursor de los dos primeros episodios de esta serie, pero mantiene muchos de los elementos más característicos como su aparatoso espectáculo de acción o su homenaje al cine de acción más palomitero de la factoría hollywoodiense.
Made in América -Campaña
Individual-
El Modo Historia de este Modern Warfare 3 adolece de los mismos defectos y goza de las mismas virtudes de lo que han venido siendo los productos de Infinity Ward como estudio desde sus primeros títulos de la saga Call of Duty. Esto significa entre lo positivo campañas con una intensidad poco menos que inigualable y con un componente de aparatosidad que roza lo épico y, en el lado menos brillante de la moneda, entretenimientos de una brevedad que resulta irritante para cierto perfil de aficionados. Para luchar contra ello la franquicia siempre ha ofrecido el demoledor nivel de dificultad Veterano, con un nivel de reto de impresionante desafío, y con un componente de resistencia por parte del enemigo que nos obliga a maximizar las posibilidades de sus respetablemente grandes y, a menudo, laberínticos escenarios a la hora de sacar el máximo provecho de nuestras habilidades de comando.
El Modo Historia de este Modern Warfare 3 adolece de los mismos defectos y goza de las mismas virtudes de lo que han venido siendo los productos de Infinity Ward como estudio desde sus primeros títulos de la saga Call of Duty. Esto significa entre lo positivo campañas con una intensidad poco menos que inigualable y con un componente de aparatosidad que roza lo épico y, en el lado menos brillante de la moneda, entretenimientos de una brevedad que resulta irritante para cierto perfil de aficionados. Para luchar contra ello la franquicia siempre ha ofrecido el demoledor nivel de dificultad Veterano, con un nivel de reto de impresionante desafío, y con un componente de resistencia por parte del enemigo que nos obliga a maximizar las posibilidades de sus respetablemente grandes y, a menudo, laberínticos escenarios a la hora de sacar el máximo provecho de nuestras habilidades de comando.
La historia continúa los hechos donde los dejaba
la segunda entrega de los spin-off, y además, ofrece la posibilidad de volver a
entrar en contacto con veteranos protagonistas de la franquicia como Soap o
Price. En la fiel tradición de los trabajos precedentes de Infinity Ward,
encarnamos una vez más a varios protagonistas al mismo tiempo, héroes
diferentes en lugares distintos del planeta Tierra que simultanean sus misiones
para luchar contra el terrorismo a escala mundial.
El nuevo Call of Duty está ya en nuestras consolas. Toda la magia de Infinity
Ward para hacernos vivir la guerra más espectacular cerrando la trilogía Modern
Warfare.
La historia, como es costumbre en la saga, tiene
una importancia minúscula en el conjunto de su oferta jugable. Los hechos que
comenzaban a vislumbrarse en Modern Warfare 2 se desatan definitivamente
en esta tercera parte, y la ofensiva sobre Estados Unidos y el resto de países
del mundo libre alcanza aquí un nuevo nivel de destrucción y desesperanza. Como
el jugador rápidamente detectará, se trata únicamente de proporcionarnos
objetivos que nos lleven de un punto a otro del planeta con mayor o menor
dinamismo, y que nos permitan llevar a cabo guiños a héroes y situaciones
habituales de la franquicia en un carrusel de secuencias de acción gloriosas que
elevan la acción bélica a algunos de los picos más altos de los
videojuegos recientes en cuanto a intensidad.
Si la saga Battlefield apuesta por un mayor
realismo y Homefront por la crudeza, Modern Warfare por el contrario lo hace por
la pirotecnia más descarada y el tiovivo de sensaciones más desatado. El guión
no importa, de hecho hemos pasado por él muy por encima en este análisis, se
trata únicamente de que el jugador se sienta partícipe de una guerra breve pero
de enorme vigor en la que también hay lugar para los momentos crudos (hay una
secuencia muy en la línea de lo visto en Modern Warfare 2 con el aeropuerto,
pero en esta ocasión centrada en una familia de vacaciones en Londres), pero que
sobre todo busca el entretenimiento por el entretenimiento. Tan sencillo como
eso.
Soap, Price... Los grandes héroes de la franquicia Modern Warfare regresan
para su última gran misión.
Como experiencia desde el punto de vista más tradicional, un Call of Duty no tiene precio. Se trata de recuperar lo que hacía divertido a los videojuegos en el pasado en el campo del entretenimiento más divertido, rápido y accesible, y en ese sentido los chicos de Infinity Ward son unos verdaderos expertos a pesar de la fuga de talentos que sufrieron el año pasado, y que muchos pensaban que lastraría de sobremanera la experiencia que depara este Modern Warfare 3.
Todo lo que tiene de tradicional el título en
cuanto a su manera de ofrecer diversión, lo tiene también en el campo de las
mecánicas jugables, donde apuesta por un estilo tan clásico que cierra
los ojos por completo a cualquiera de las innovaciones que el género de la
acción ha venido mostrando en los últimos tiempos. No hay coberturas, no hay
apenas interacción con el escenario y se sigue apostando por una constante
presencia de scripts que eliminan rasgo de frescura alguno en el
videojuego, y cualquier deseo por parte del usuario a la hora de superar la
campaña una segunda vez si no es para coleccionar logros o trofeos, o por
superarla en un nivel de dificultad más alto. No obstante con todas estas
limitaciones el juego de Infinity Ward sigue siendo un título fantástico y
tremendamente divertido, y lo hace en principal medida por esa
espectacularidad en la que tan insistentemente estamos haciendo hincapié.
El impacto es máximo, y lo es gracias a una
experiencia de lo más variada y totalmente marca de la casa. Lo que abundan son
las secuencias de acción a pie, como es lógico, pero hay además abundantes
escenas a bordo de torretas ametralladoras en los vehículos más
insospechados, espectaculares persecuciones (mención especial a la del
túnel del metro) y sobre todo un sentido de la diversidad en cuanto a escenarios
se refiere que reduce el componente repetitivo que podríamos sufrir con un
patrón más rutinario para estos telones de fondo de la acción.
Fuente: 3djuegos.com
Edu, y la fuente?
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