Rockstar lo ha vuelto a hacer. El
último proyecto de los creadores de la saga Grand Theft Auto es el mejor
videojuego que ha pasado por la redacción de 3DJuegos. Una joya, una obra de
arte, un título que ningún aficionado debe perderse sin importar su condición,
gustos o género favorito. Una oda maravillosa al western crepuscular y un
ejemplo de lo que un matrimonio perfecto entre tecnología y jugabilidad puede
conseguir. En definitiva, un imprescindible.
En febrero de 2009 Rockstar anunciaba Red
Dead Redemption, y ahí comenzaba a dar señales de vida de cara al público
uno de los desarrollos más populares, gigantescos y dilatados a los que ha
tenido que hacer frente Rockstar. Sólo unos meses después, en mayo, se mostraba
el primer vídeo del juego con material in-game; lo que daba una idea de lo
avanzado que estaba ya su estado de desarrollo y que también comenzaba a disipar
ya cualquier duda que el proyecto pudiera albergar.
¿Dudas? En efecto. La decisión de Rockstar de
recuperar el nombre Red Dead de una discreta franquicia lanzada años antes por
ellos mismos en PlayStation 2 y la primera Xbox bajo el nombre de Red Dead
Revolver se revelaba como una cuestión de mera nomenclatura, puesto que poco
tenían que ver uno y otro videojuego entre sí salvo la ambientación el lejano
oeste. Donde el juego de 2004 quedaba en un interesante shooter en tercera
persona, el Red Dead de 2010 da un salto cualitativo de proporciones épicas para
convertirse en uno de los mejores videojuegos que Rockstar jamás ha
realizado. Lo más curioso de todo es que el proyecto surge como un ansia de
reafirmación en dos sentidos, en primera instancia por llevarlo a cabo la
división del estudio en San Diego –normalmente encargada de lanzamientos
notables pero no particularmente populares como Midnight Club o Table Tennis- y
vista como una ratificación de su calidad en videojuegos de mayor enjundia; y en
segundo término por recuperar el género western cuando éste parecía olvidado.
Red Dead Redemption es lo más parecido a
sentirse vivo en un mundo tan salvaje y cargado de encanto como el del Lejano
Oeste, guste o no guste el género o tan siquiera los videojuegos cualquier
persona sin importar su edad caerá rendido y quedará cautivado ante el mundo más
vivo, vibrante y arrebatador que hemos visto nunca. Su épica historia, su
gigantesco mapeado, su descomunal jugabilidad –solos o acompañados- o la
cantidad verdaderamente obscena de tareas totalmente diferentes que podemos
llevar a cabo son los puntos maestros del mejor candidato a juego del año
en lo que llevamos de 2010.
En las vastas praderas de Red Dead Redemption siempre hay algo que hacer. Los
eventos aleatorios se sucederán a nuestro paso, y nos darán muchas sorpresas…
¡cuidado con las trampas!
John Marston encaja por carácter y por contexto con la nueva oleada de (anti)héroes que propone Rockstar desde que la Next-Gen ha dado comienzo. Si en el pasado los hermanos Houser se inclinaban por personajes divertidos, con abundantes alivios cómicos y sin mayores lazos con su pasado; desde que lanzaron su primer Sandbox para PlayStation 3 y Xbox 360 –GTA IV- han adoptado un tono más grave, en ocasiones incluso dramático, en el que sus protagonistas se debaten entre un pasado contra el que tratan de luchar y un presente que parece empujarles de nuevo a una vida criminal –Niko Bellic en GTA IV, Johnny Klebitz en The Lost and Damned o el propio Marston en Red Dead Redemption-.
Al igual que Grand Theft Auto IV, que comienza
con la llegada de un carguero y nuestro protagonista al “nuevo mundo”, la
epopeya de John Marston da comienzo también con un viaje; pero en esta ocasión
el de un lento y parsimonioso ferrocarril que recorre las vastas praderas
sobre las que más tarde cabalgaremos, y que nos permite escuchar a los lugareños
que ocupan las plazas de nuestro vagón como forma de conocer el tipo de
situación histórica que nos rodeará en la aventura. El mundo que rodea a estos
forajidos está cambiando, y durante el transcurso de la aventura veremos cómo
ninguno de ellos se siente cómodo en el nuevo contexto y cómo les cuesta
amoldarse a esa nueva era moderna que amenaza inmisericordemente con
aplastarles.
Es más fácil sentir simpatía por John Marston que por Niko Bellic de GTA IV,
sin embargo ambos protagonistas son igual de carismáticos y tridimensionales.
Dos héroes de leyenda.
Marston, desde luego, no es un ángel; de hecho
dista mucho de ello. Pese a ello quizá sea el más bueno y honrado de los
protagonistas modernos de juegos de Rockstar, y es que es el que con más ahínco
busca una redención que tiene tanto de propósito personal como de
necesidad de defender a su familia. Su proceso pasa por una venganza, un ansia
casi sobrehumana por su parte de acabar con Bill Williamson, el antiguo
jefe de la banda a la que pertenecía. Según transcurra la aventura iremos
conociendo los motivos, el pasado común de ambos y todos los detalles que el
hermético Marston irá desgranando poco a poco con quienes sean de su confianza y
que, por supuesto, no describiremos para conservar la experiencia del jugador
intacta.
El Honor y la Fama tienen también importancia en Red Dead Redemption. Nuestra
popularidad (buena o mala) marcará buena parte de nuestras relaciones con el
resto de los NPCs.
Y hablamos antes de la calidad de los
secundarios que del guión porque éste se desarrolla en torno a ellos. John,
nuestro protagonista, está a la altura de Niko Bellic en cuanto a su interés
como protagonista, quizá un peldaño por debajo, y va soltando gota a gota
información sobre él en compañía de estos “personajes de reparto”, generalmente
en las cinemáticas que acompañan a cada misión, y también en los larguísimos
viajes a caballo o en carromato que llevaremos a cabo con el resto de
secundarios. Se suceden diálogos punzantes, tremendamente mordaces
–especialmente sarcásticos por parte de nuestro brillante protagonista- y con
algunas crestas de ola verdaderamente impecables en cuanto a frases lapidarias y
sentencias desafiantes.
El argumento de Red Dead Redemption es, en suma, fantástico. Nadie debe dudar de la siempre perfecta labor de los hermanos Houser y compañía en este sentido, con un guión que atrapa y que nos guiará con maestría durante las innumerables horas que nos llevará superar el modo campaña del videojuego. No tiene la ligereza de las primeras obras de Rockstar, sino más bien el ya comentado tono solemne de la trilogía GTA IV, que encaja a la perfección con esta maravillosa historia de redención, de pérdida, de sueños rotos y de personajes perdidos en las vastas praderas que recorren.
Fuente: 3djuegos.com
El argumento de Red Dead Redemption es, en suma, fantástico. Nadie debe dudar de la siempre perfecta labor de los hermanos Houser y compañía en este sentido, con un guión que atrapa y que nos guiará con maestría durante las innumerables horas que nos llevará superar el modo campaña del videojuego. No tiene la ligereza de las primeras obras de Rockstar, sino más bien el ya comentado tono solemne de la trilogía GTA IV, que encaja a la perfección con esta maravillosa historia de redención, de pérdida, de sueños rotos y de personajes perdidos en las vastas praderas que recorren.
Fuente: 3djuegos.com
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